EXPLORADORES DE TINTA Y PAPEL
A los periodistas y fotoperiodistas que se encuentran en mi entorno me gusta llamarlos cariñosamente “periodistas con botas”. Y es que tiene el mismo significado cuando uso la analogía de los exploradores con los profesionales de la comunicación. Son expertos que, una vez se han parado a observar lo que tenían frente a sus ojos, no se quedan calmados hasta que lo dejan constatado en imágenes y palabras, y se lo comparten para el mundo entero. Hayan hecho cumbre o hayan cubierto las fiestas de San Fermín, siempre serán testigos de lo que acaban de ver.
Los exploradores y los periodistas cuentan sus batallas. Y cuando los veo trabajar, me viene a la cabeza el Profesor Archimedes Porter, el explorador de “Tarzán, el rey de la selva”. Van enfundados en ropa de montaña porque saben que ese día trotarán por muchos sitios y caminarán con un rumbo fijo: irán en busca de esa noticia que tanto desean encontrar. Saben vestir perfectamente con botas preparadas para el barro, con un chubasquero para la lluvia que los podría pillar en medio de cualquier acto, con una cantimplora de agua por si se notan agotados en algún momento de la jornada y con la mochila de la cámara cargada a sus espaldas. Por eso, cuando García-Noblejas subraya la expresión “¡Vámonos de aquí!” haciendo referencia a la inquietud que les mueve a estos profesionales de la comunicación no puedo estar más de acuerdo. Viven con las ansias de encontrar esa historia que le podrá hacer emocionar a su lector aunque ellos no sean verdaderamente conscientes del impacto que pueden llegar a generar. Son personas comprometidas con su profesión llueva o nieve. Poseen una sensibilidad especial que les permite tener los ojos y el corazón conectados para palpar esas historias que se entremezclan en nuestro día a día. Las convierten en maravillosos relatos con una estructura que permite evadir al lector de su rutina y le hacen soñar de alguna forma.
Lo que les caracteriza como profesionales es la motivación que sienten día a día: siempre han amado su trabajo sumergiéndose de lleno en las historias que se encuentran a cada paso que dan. Sin duda, tienen una razón de causa. Exploran aquello que se esconde tras los pasos que acabamos de dar quienes leemos sus historias porque nosotros también formamos parte de esos cuentos, reportajes... Como dice García-Noblejas, se interesan porque son seres curiosos e inquietos por lo que sus ojos, testigos de esa realidad, ven. Y lo más llamativo en ellos es que reflexionan creando discursos visuales sobre lo que han visto y que en poco rato serán comprendidos de manera universal por una infinidad de seguidores en Internet. Es, como resultado, el final más surrealista que puede imaginarse un profesional de la comunicación con su trabajo. Sus historias viajan por el globo terráqueo en cuestión de clicks y milésimas de segundos. Y jamás podrá hacerse a la idea de hasta dónde llegarán con sus historias, al menos que alguien contacte con él y se lo haga saber. Es aquí donde García-Noblejas, al comienzo de “Medios de conspiración social”, menciona que las narraciones pueden convertirse en buena medida en escapatorias de la mera realidad.
Pero, teniendo en cuenta los tiempos que ahora corren, es evidente decir que se vive todo muy de manera muy acelerada. Y por eso, no es de extrañar que algunos de sus trabajos se viralicen con inmediatez. A los segundos de haber ocurrido la noticia, se convierten en tendencia y protagonistas del día, e influyen en la esfera de la opinión pública. Porque en cuanto se populariza la información entre la sociedad, se convierte en una herramienta cultural al servicio de y para todos. Esto es a lo que García-Noblejas se refiere en cuanto al cuarto poder que ocupan los medios de comunicación en la actualidad. Publicar en redes sociales cualquier tipo de contenido es decisivo, sin ponernos dramáticos con el asunto, y puede llegar a afectar de manera positiva o negativa. Por eso, ser traductor social hoy en día conlleva una gran responsabilidad. El qué y el cómo son dos componentes esenciales que deben estar presentes en cualquier construcción que verse sobre la realidad. Por eso, si tuviera en frente al señor García-Noblejas, me gustaría preguntarle: ¿De qué manera, a mis 20 años, puedo comunicar al mundo si funcionará más rápido mañana que hoy y menos que ayer? ¿Cómo puedo entrenarme “en casa” (mi facultad) para que, cuando salga con el título bajo el brazo, reúna menos boletos para comunicar indebidamente?
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