Documental de los carnavales de Lantz, pequeña reflexión


“30 de los 160 que viven en este pueblo son niños y han conseguido tener la natalidad más alta en todo el país. Este pueblo es Lantz.” 
Esta fue la excusa que incluí en la propuesta que nos pidieron desde la universidad para grabar en las próximas semanas nuestro documental. En aquel papel hacía referencia, básicamente, a cómo me gustaría que se trabajara la luz. Sin embargo, las semanas que tuve desde que entregué la idea hasta que comenzara la fase de rodaje fueron suficientes como para que me diera tiempo a madurar lo que buscaba en este cortometraje. Siendo de Pamplona, había oído hablar a amigos que habían estado en estos carnavales. Yo, de manera especial, los había conocido a través del documental de los hermanos Caro Baroja y sabía quiénes eran los personajes principales. Entretanto, leía reportajes en prensa mientras esperaba a que me llegara el libro de Patricia Manso y Javier Iriarte que había comprado por Amazon. 
Esta semana dimos paso a la fase de rodaje y tuvimos la gran oportunidad de conversar con ellos, uno a uno, y de escuchar sus historias. Nos han dejado entrar en la posada, donde se preparan antes de desfilar, para vivir como ellos lo que sienten con los últimos preparativos. Son de la montaña, su acento los delata, y son de carácter tranquilo. Sienten que estos carnavales han de vivirse “sólo si eres de aquí” porque para ellos, esto es suyo; de nadie más. Mientras los aitas zurcían las telas del muñeco del Mielotxin, los txikis correteaban por el frontón. El alma de este pueblo eran los más pequeños. Sin duda. 
A menos de 24 horas los veremos corretear con sus mejores disfraces, demostrando al pueblo que ellos son el verdadero relevo para que esta tradición siga viva. Esta era la respuesta que tanto tiempo andaba buscando para mi documental. 






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